El
viaje hacia Islandia no estuvo mal, aunque fue un viaje largo la
verdad se me hizo rápido y bastante cómodo.
El
alojamiento allí no estaba mal, no compartía habitación con nadie,
la habitación no era muy grande pero tenía cama de matrimonio y un
lavamanos.
Lo
que no me gustó del alojamiento fue que no tenía armario en la
habitación y tampoco había congelador en la cocina por lo que mis
compañeros de piso y yo nos veíamos obligado a ir cada 2 días a la
compra si queríamos consumir productos que necesitaran congelación,
o bien comprar productos congelados y comérnoslos el mismo día
entre todos.
El
baño también era motivo de discusión entre todos los que vivíamos
en la casa, porque solo había un baño para cinco personas.
Lo
mejor que tenía la casa era lo céntrica que estaba y que desde
cualquier punto de la ciudad podías saber dónde estaba la casa, era
casi imposible perderse.
El
vuelo de vuelta ya fue mas pesado porque salí de Reikiavik hacia
Keflavik ( el aeropuerto) a las 11 de la noche para llegar a las 12 y
facturar, eso me hizo esperar 2 horas para embarcar en el avión, una
vez embarcados nos hicieron esperar 2 horas mas de retraso porque
tenían que repostar y les faltaban algunos papeles.
Pero,
llegué a casa sana y salva y con muchas experiencias que contar, así
que valió la pena.
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