miércoles, 1 de junio de 2016

María Isla, Erasmus +? Sí!!

El pasado mes de abril tuve la oportunidad de vivir una de las experiencias más positivas que he vivido hasta el momento y esto ha sido gracias al programa Erasmus+, a través del cual he podido realizar mis FCT's del grado de peluquería en un país extranjero durante 4 semanas, tiempo durante el cual he aprendido mucho más de lo que hubiese podido imaginar y, no solo en el ámbito profesional, sino en el ámbito cultural y social.

 

En un principio, cuando me dijeron que el país de destino iba a ser Alemania, me sentí apurada y me creó bastante inseguridad el hecho de no saber nada acerca del idioma, además de que siempre había tenido una imagen de la gente alemana como de personas algo frías y distantes, incluso bordes en algunos momentos, por lo cual, a priori, no iba a ser el mejor destino que hubiese querido para mí.

Después de haber vivido la experiencia, puedo decir que no me arrepiento en absoluto de haber solicitado la beca. Me han gustado, ENCANTADO, cantidad de cosas de Alemania: la construcción de sus casas, la amabilidad de su gente, su educación, su puntualidad, su predisposición a ayudar siempre a quién, como en mi caso, se encuentra algo perdida, lo mucho que les importa la naturaleza y lo concienciados que están por el reciclaje, su gastronomía (sobre todo su cerveza y su exquisito chocolate),  pero sin duda, lo que más me ha gustado ha sido la posibilidad de poder salir de mi zona de confort para lanzarme a vivir una aventura diferente y especial, que tantísima gente no tiene la suerte de poder disfrutar.


He conocido allí personas que no olvidaré nunca por haber sabido entender tan bién lo difícil que resultaba la situación para mí, una chica extranjera que pretende trabajar en una peluquería con gran afluencia de clientes con los que no puede comunicarse bién por el handicap del idioma. 

Dentro de la peluquería Franco Falcone, todos mis compañeros se esforzaron por hacer que me sintiera a gusto desde el primer hasta el último día que estuve allí, en el que me organizaron una emotiva despedida y me regalaron una foto enmarcada de todos ellos para que me llevara el recuerdo conmigo a España.

Hoy en día continúo en contacto con mis compañeros con los que hablo a través de las redes sociales y me cuentan como siguen las cosas por la peluquería.

 

Con esta experiencia he podido aprender bastante sobre las costumbres alemanas y sobre todo a tener la mente más abierta, a perder la vergüenza a equivocarme y olvidarme del miedo de sentirme sola; he mejorado mis habilidades comunicativas y, aunque siempre me he considerado una persona abierta y extrovertida, he podido desarrollar mucho más estas cualidades. 

 

Ha sido una experiencia altamente positiva que no dudaría en repetir y es por eso que quiero compartir esta sensación. Me gustaría animar a otros estudiantes a vivir esta bonita aventura y disfrutarla al máximo, porque como decimos en Menorca  "Totes ses deixades són perdudes".

María Isla en Arnsberg. Los preparativos Erasmus +

El primer trámite por realizar es, obviamente, sacar el billete de avión. Este trámite lo hice aproximadamente dos meses antes de mi partida a través de una agencia de viajes y con la ayuda de María José (coordinadora del programa Erasmus+ del I.E.S Cap de Llevant) y, a pesar de que el día del vuelo la compañía perdió mi maleta, esa fue una buena manera de "espabilarme" para intentar comunicarme con la sección de equipajes perdidos y poner la correspondiente reclamación. Fue en ese primer momento en el que me di cuenta de que tenía que cambiar el chip y hacer lo posible por hacerme entender en un país extranjero en el que no iba a contar con la ayuda de ningún conocido.

 

Además de sacar el billete, los trámites que tuve que realizar meses antes para asegurar una estancia con los mínimos contratiempos posibles fueron: solicitar un certificado de antecedentes penales (que a día de hoy sigo esperando, por lo que hubiese sido conveniente solicitarlo bastante tiempo antes); solicitar un carné de estudiante internacional, ya que se ofrecen muchos descuentos en algunos transportes públicos o lugares de interés por los que se cobra entrada; solicitar un certificado de tarjeta sanitaria europea y, por si acaso, es conveniente también solicitar un duplicado de la tarjeta bancaria para poder disponer de dos tarjetas en caso de pérdida, robo o problemas con una de ellas.

 

En cuanto al alojamiento, no tuve que buscarlo personalmente, si no que fue Christiane (la coordinadora que realizaba mi seguimiento en Alemania) quién se encargó de buscarme una casa. 


Eligieron para mí una casa situada a 3km de mi centro de trabajo que se comunicaba con este por varias líneas de autobús aunque, el único inconveniente, es que la estación se encontraba a 1km de la vivienda, hecho que supuso que debía hacer un gran esfuerzo cada vez que debía hacer la compra en el supermercado. 


En cuanto a la casa, era bastante amplia y espaciosa, tenía dos plantas (yo solo usaba la planta de abajo, ya que en la de arriba vivía la familia propietaria de esta) y contaba con salón, cocina, dos dormitorios y dos baños además de acceso al jardín y al cuarto de la lavadora (estos dos últimos compartidos con los propietarios).


Estuve sola en la casa las dos primeras semanas y en la tercera ya se incorporaron las que serían mis compañeras hasta el final de mi estancia: María y Patricia, dos chicas que venían de la Comunidad Valenciana para realizar sus FCT's de su grado en comercio. Fue a partir de este momento en el que mi estancia en Alemania se volvió todavía más agradable al compartir mis días con dos chicas españolas que estaban viviendo la misma experiencia que yo y, a pesar de que la casera no fue una de esas personas amables con las que me he encontrado por Alemania, no hubiese cambiado nada de lo que viví allí tal cual como lo viví.

María Isla en Arnsberg. Experiencias ERASMUS+

Tuve la oportunidad de realizar 4 semanas de FCT's de mi grado en peluquería en Neheim, un distrito de unos 24.000 habitantes situado al oeste de Alemania.
Así, el día 4 de abril, conocí a los que serían mis compañeros durante un mes en la peluquería Franco Falcone, un salón situado en un pequeño núcleo comercial y considerada como una de las mejores peluquerías de la zona, que cuenta con 20 trabajadores y una página web (http://franco-falcone.de/) a través de la que pude intuir antes de llegar, que gozaban de una buena organización laboral y, como es de esperar, con una gran cartera de clientes.

Al comenzar, lo que más me apuraba era el hecho de no saber nada sobre el idioma, pero este hecho no volvió a preocuparme en mi estancia, ya que gracias a mis compañeros conseguimos idear un buen método para comprendernos, pues a Dilara (una aprendiz turca que no sabía nada de inglés y quería hablar conmigo) se le ocurrió que podía ser una buena manera de enseñarme el idioma poner todos los días un folio en blanco en una de las encimeras de la peluquería, que estuviera al alcance de todos y así, cada vez que a algún trabajador se le ocurriera una frase o vocabulario básico para comunicarme, lo pudieran escribir en el folio. 

Al acabar el día, yo me llevaba mi folio escrito por todos mis compañeros y, con ayuda del traductor de Internet, lograba traducir todo lo que me habían escrito y aprender así todo lo básico para poder comunicarme en la peluquería, con los clientes y con los compañeros. 
Este fue uno de los hechos que hizo que me sintiera muy cómoda dentro del ámbito laboral, pues sentía que mis compañeros se esforzaban mucho por intentar integrarme en el grupo, tanto es así que varios de ellos me llevaron a visitar algunos lugares de la zona y me incluyeron en sus planes de fin de semana.

En cuanto al trabajo de la peluquería, también me sentí muy cómoda; Franco me dio mucha confianza desde el principio y, aunque no realizaba de manera habitual todas las funciones de peluquera (debido al poco tiempo que estuve), sí que me dejó probar, al menos una vez, a hacer todas las funciones básicas: tinte, mechas, corte, etc.
También pude comprobar que el concepto de peluquería alemán dista un poco del concepto que tenemos en España, pues allí, ir a la peluquería se relaciona siempre con el concepto "wellness", o por lo menos, el tipo de clientela que venía a la peluquería en la que estuve, deseaban pasar un buen rato agradable más que acondicionarse el cabello; esto también pude observarlo en algunos detalles que ofrecía la peluquería, como los asientos de masaje de los lava cabezas y el ofrecimiento de bebidas durante el servicio, además de la previa charla en la que el cliente expone sus necesidades y el/la peluquero/a aconseja lo que cree más conveniente mientras se toman un café en una zona destinada a ello.   

En resumen, puedo decir que ha sido una experiencia muy bonita que no habría tenido la oportunidad de vivir de no haber solicitado la beca Erasmus+ y, a pesar de que en Menorca tenemos la suerte de tener  muchas peluquerías muy buenas, aquí no habría podido tener la oportunidad de trabajar en un centro tan grande desarrollando las habilidades que he desarrollado gracias al hecho de no saber el idioma, pues uno aprende a "sacarse las castañas del fuego" cuando la situación lo requiere.