miércoles, 1 de junio de 2016

María Isla en Arnsberg. Los preparativos Erasmus +

El primer trámite por realizar es, obviamente, sacar el billete de avión. Este trámite lo hice aproximadamente dos meses antes de mi partida a través de una agencia de viajes y con la ayuda de María José (coordinadora del programa Erasmus+ del I.E.S Cap de Llevant) y, a pesar de que el día del vuelo la compañía perdió mi maleta, esa fue una buena manera de "espabilarme" para intentar comunicarme con la sección de equipajes perdidos y poner la correspondiente reclamación. Fue en ese primer momento en el que me di cuenta de que tenía que cambiar el chip y hacer lo posible por hacerme entender en un país extranjero en el que no iba a contar con la ayuda de ningún conocido.

 

Además de sacar el billete, los trámites que tuve que realizar meses antes para asegurar una estancia con los mínimos contratiempos posibles fueron: solicitar un certificado de antecedentes penales (que a día de hoy sigo esperando, por lo que hubiese sido conveniente solicitarlo bastante tiempo antes); solicitar un carné de estudiante internacional, ya que se ofrecen muchos descuentos en algunos transportes públicos o lugares de interés por los que se cobra entrada; solicitar un certificado de tarjeta sanitaria europea y, por si acaso, es conveniente también solicitar un duplicado de la tarjeta bancaria para poder disponer de dos tarjetas en caso de pérdida, robo o problemas con una de ellas.

 

En cuanto al alojamiento, no tuve que buscarlo personalmente, si no que fue Christiane (la coordinadora que realizaba mi seguimiento en Alemania) quién se encargó de buscarme una casa. 


Eligieron para mí una casa situada a 3km de mi centro de trabajo que se comunicaba con este por varias líneas de autobús aunque, el único inconveniente, es que la estación se encontraba a 1km de la vivienda, hecho que supuso que debía hacer un gran esfuerzo cada vez que debía hacer la compra en el supermercado. 


En cuanto a la casa, era bastante amplia y espaciosa, tenía dos plantas (yo solo usaba la planta de abajo, ya que en la de arriba vivía la familia propietaria de esta) y contaba con salón, cocina, dos dormitorios y dos baños además de acceso al jardín y al cuarto de la lavadora (estos dos últimos compartidos con los propietarios).


Estuve sola en la casa las dos primeras semanas y en la tercera ya se incorporaron las que serían mis compañeras hasta el final de mi estancia: María y Patricia, dos chicas que venían de la Comunidad Valenciana para realizar sus FCT's de su grado en comercio. Fue a partir de este momento en el que mi estancia en Alemania se volvió todavía más agradable al compartir mis días con dos chicas españolas que estaban viviendo la misma experiencia que yo y, a pesar de que la casera no fue una de esas personas amables con las que me he encontrado por Alemania, no hubiese cambiado nada de lo que viví allí tal cual como lo viví.

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